El Algoritmo en Nuestra Vida Diaria
Escuchar o leer sobre “el algoritmo” puede sonar sofisticado, y para ser francos, puede serlo, aunque también puede resultar bastante elemental para nosotros. Asociamos algoritmo con matemáticas y software, pero, ¿te has detenido a pensar si, sin saber de software o matemáticas, también fabricamos algoritmos? La respuesta corta es sí. La respuesta larga es que, constantemente, aplicamos algoritmos en cada aspecto de nuestras vidas.
El ADN como Almacén de Información
Un gramo de ADN tiene la capacidad de almacenar aproximadamente dos petabytes de datos. Aunque este dato es impresionante, el ser humano tiene alrededor de 0.18 gramos de ADN. No te confundas, esto no es para nada poco. Si tomáramos cada cadena de ADN de un ser humano y las ordenáramos una seguida de otra, la longitud sería de alrededor de 100,000 millones de kilómetros, casi la distancia entre nuestro planeta y el Sol. Si pudiéramos recorrer esta cadena a la velocidad de la luz (algo que no es posible hasta ahora), nos tomaría poco más de seis minutos recorrer toda la cadena de ADN de un solo ser humano.
Así que sí, podemos almacenar cantidades ingentes de información, y es por eso que no nacemos vacíos. Nuestro ADN proviene principalmente de nuestros padres, y estos, a su vez, de sus propios padres, y nuestros abuelos de los suyos, hasta llegar a los organismos unicelulares. Nos fuimos muy atrás, pero regresando miles de millones de años al presente, la información de nuestros ancestros queda grabada en nuestro ADN. Hace unos meses, escribí un artículo que compilé en mi perfil de LinkedIn (https://www.linkedin.com/pulse/puedes-cuantificar-el-miedo-ve%25C3%25A1moslo-desde-la-2-de-3-mateus-l%25C3%25B3pez-2uoje/?trackingId=EhAHdXO%2BSx2XnLPxaJyNmA%3D%3D), donde explico detalladamente un minúsculo aspecto del miedo y cómo cuantificarlo.
La Herencia de Nuestros Ancestros: Más que Genética
Lo interesante es que tenemos acceso a esta información constantemente, en cada momento. Esta se refuerza con la educación y formación que recibimos mientras crecemos, y dependiendo de la calidad y orientación de estos aprendizajes, nos especializamos en distintas áreas. ¿Recuerdas que mencioné que tenemos información de nuestros padres, abuelos y ancestros? Tenemos mayores probabilidades de éxito en una profesión u oficio al heredar habilidades específicas de alguno de nuestros padres, o de ambos. Pero esto no significa que estemos destinados solo a una cosa; podemos usar esta información para crear nuestro propio camino, siempre con el propósito de mejorar.
Funciones Básicas: Algoritmos en Acción
Ya cubierta la cuota inspiracional del artículo, volvamos a lo científico, que es mi especialidad. “No nacemos vacíos.” Esta premisa te acompañará por el resto de la lectura, porque, así como somos expertos en áreas específicas, también lo somos en lo más fundamental: como despertarnos, levantarnos, comer, evacuar, toser, observar, girar, sujetar, caminar, respirar, balancearnos… ya me entiendes. Y esto, aunque parezca muy básico, nos ahorra decenas de años de aprendizaje. Si bien puedes enseñar a un chimpancé a comunicarse, lo hará mediante señas, ya que su herencia le permite combinar motricidad fina (dedos) con motricidad gruesa (manos y brazos), pero no está en su ADN el habla, por más primo nuestro que sea.
La Ventaja Evolutiva de los Algoritmos Heredados
Es por eso que la información heredada nos da una ventaja evolutiva sobre el resto de las especies. Estas funciones básicas que mencionamos antes, las heredamos de millones de años de puro método científico y ensayo y error, lo cual nos permitía como especie cazar, observar, reproducirnos, trasladarnos, entre otras funciones. Aunque nosotros no lo razonemos, estos son, esencialmente, algoritmos.
El Algoritmo de Despertar: Un Proceso Inconsciente
Tómate un momento para describir el algoritmo para levantarte de la cama. Probablemente lo narrarás en dos o tres pasos, pero levantarse implica estar acostado, durmiendo en un estado de inconsciencia. Despertarse es recobrar la consciencia o parte de ella a raíz de un estímulo externo, producto de la percepción de algún sentido, es decir, una entrada de información, o para los colegas: un input. Una alarma estimula el oído, un dolor, la piel; un incendio, el olfato; o una luz muy intensa, los ojos, incluso con los párpados cerrados.
Al recobrar la consciencia, tus sentidos y cuerpo se acoplarán inmediatamente a la situación. El mejor de los casos es la alarma. Al sonar la alarma, nuestro cuerpo geolocaliza la ubicación del sonido respecto a las partes de nuestro cuerpo en el espacio, y, con los ojos cerrados, el cuerpo irriga lo necesario para apagar el ruido, y eso es utilizar un brazo. Este movimiento implica conectar correctamente con la orden que manda el cerebro, estimular mínimamente el corazón, contraer varios músculos del hombro, pectoral inferior y superior, brazo, antebrazo y mano. Para ello, el sistema nervioso, muscular y óseo deben tener las condiciones mínimas necesarias para cumplir esta tarea. ¿Cuántas veces has tenido que procesar toda esta información?
La Paradoja de la Inteligencia Artificial y el Cuerpo Humano
Es paradójico que la IA tenga las mejores capacidades cognitivas, que a nosotros nos tomó cientos de miles de años desarrollar para nuestra subsistencia, persistencia y evolución, pero que aquello que hemos heredado de cientos de millones de años y que podemos aprender y aplicar en tan solo unos meses o un año, sea lo más complicado para una IA con un cuerpo físico. Es exactamente al revés, y es que, para el razonamiento lógico con el que, como especie, venimos desarrollando estos modelos de IA, debemos programarles algoritmos para que, desde la lógica matemática, aprendan a realizar nuestras funciones más primitivas: levantarse, asir, trasladar, articular, desplazarse y medir con su cuerpo.
La Revolución de los Algoritmos y el Futuro de la IA
Estamos rodeados de algoritmos, y lo que creemos que es simple, a una máquina le toca aprender a hacerlo con técnicas como el Reinforcement Learning. Pero no te equivoques, esta información que cargamos en el ADN tomó millones de años en perfeccionarse, y a los robots podría tomarles solo un par de años más para igualar nuestras habilidades en distintas áreas que, en nuestra soberbia y exclusividad, consideramos muy humanas. Y sí, te dejé con la duda sobre el Reinforcement Learning, de lo cual te hablaré la próxima vez, porque, además, es ahora la técnica más valiosa desde la tecnología, la innovación, la geopolítica y la economía para la condición humana. Prometo no ser tan filosófico para que no te aburras lo suficiente como para dormir profundamente con esta información procesándose en tu subconsciente.
Jesús Mateus
Ingeniero Data & AI Junior – Consein